Disolución
- Karina Jordán Salgado
- 27 oct 2017
- 1 Min. de lectura
Abrí los ojos
y al cerrarlos, seguías ahí:
un agua turbia que se mece ante mí
un movimiento circular que me termina enredando
y desenredando de ti. Ir y venir, venir, venir. Y volver a ir.
Convertirnos, después de todo, en la cresta de una ola en pausa;
ser yo, al final, una gota que se derrama, que cae y acaba.
Resumirlo todo: cinco segundos antes del éxtasis,
cinco segundos después del mismo:
no el éxtasis, el antes y el después.
Crecer, tomar fuerza, estallar.
Ser, al final, como un polvo
que se esparce,
se mezcla
y se confunde.
Ser de nuevo una molécula,
un suspiro que ya no duele.
Y volver al agua,
donde todo parece claro,
donde nadie conoce el fondo.
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